La poesía nace en la palabra, aquella que se adueña del poeta, que configura libertades, que hace trascender el espíritu, que crea terrenos mortíferos o de salvedades.
La poesía es el espejo, es el reflejo, es el delirio de la belleza, es la necesidad de crear huellas bajo los silencios de un texto.
Es aquello que se atreve por encima de si, dibujar el breve espacio de tiempo que nos concede la eternidad, es aquello que nos permite reunir, la música, las penas, las vidas, las muertes, las angustias, las esperanzas, los deseos, los sueños... de una manera espontánea.
Pero qué hay detrás de esta? Qué es lo difícil de esta encrucijada maléfica que acoge algunos cuantos con los poderes de la métrica, de la perfección estilística que nos propone desmesuradamente un ideal. Detrás de esta, está la escena de tiempos, de estadios de pensamiento, de guerras, de conquistas, de dialectos, de lenguas, de razas, de géneros; es la base de la experiencia de pueblos, naciones, ciudades y países.
Es la artesana del tiempo, es la dueña del patrimonio de todos lo expuesto, es la única que ha visto durante todos los tiempos cómo derramaron la sangre nuestros ancestros.
Es la herramienta fonográfica de este mundo tan simple y complejo, tan lleno de significados, de metáforas, de lenguajes, de escenas.
Es la arquitecta de los astros, del cielo, del paraíso que Eva no nos dejó conocer, del sol, de la luna, de las estrellas, de las nubes, de las tormentas, del arco iris y de los desastres de la naturaleza.
¡La poesía! es el yin yang, el eros y el tánatos, de aquellos que se atreven a mirar al mundo con intriga de saber qué hay más allá, y más allá se encuentra el equilibrio entre el alma del mundo y el alma del ser.
La poesía es el otro componente que quedó junto a la esperanza en la caja de pandora, el laberinto que ninguno de los dos reyes de los cuentos de Borges se imaginaron, y la enorme piedra que Sísifo debió cargar en el infierno en la infinidad de sus días, sí, la poesía es la reunión de todos los mitos y leyendas.
Y el poema es la identidad y la ciencia de estados psíquicos, anímicos y mentales, de la piedra filosofal, del alquimista y del elipsis de la vida, de la sabiduría.
El poema es la receta que hace a la poesía inigualable, sabrosa, completa; el poema es el meollo de nuestra existencia refleja entre líneas, es el viaje del pasa.
Este texto fue leído por Luisa Fernanda en la segunda sesión. El 22 de septiembre de 2010.
La autora lo escribió a partir de la lectura del primer capítulo de EL ARCO Y LA LIRA de Octavio Paz.
La poesía es el espejo, es el reflejo, es el delirio de la belleza, es la necesidad de crear huellas bajo los silencios de un texto.
Es aquello que se atreve por encima de si, dibujar el breve espacio de tiempo que nos concede la eternidad, es aquello que nos permite reunir, la música, las penas, las vidas, las muertes, las angustias, las esperanzas, los deseos, los sueños... de una manera espontánea.
Pero qué hay detrás de esta? Qué es lo difícil de esta encrucijada maléfica que acoge algunos cuantos con los poderes de la métrica, de la perfección estilística que nos propone desmesuradamente un ideal. Detrás de esta, está la escena de tiempos, de estadios de pensamiento, de guerras, de conquistas, de dialectos, de lenguas, de razas, de géneros; es la base de la experiencia de pueblos, naciones, ciudades y países.
Es la artesana del tiempo, es la dueña del patrimonio de todos lo expuesto, es la única que ha visto durante todos los tiempos cómo derramaron la sangre nuestros ancestros.
Es la herramienta fonográfica de este mundo tan simple y complejo, tan lleno de significados, de metáforas, de lenguajes, de escenas.
Es la arquitecta de los astros, del cielo, del paraíso que Eva no nos dejó conocer, del sol, de la luna, de las estrellas, de las nubes, de las tormentas, del arco iris y de los desastres de la naturaleza.
¡La poesía! es el yin yang, el eros y el tánatos, de aquellos que se atreven a mirar al mundo con intriga de saber qué hay más allá, y más allá se encuentra el equilibrio entre el alma del mundo y el alma del ser.
La poesía es el otro componente que quedó junto a la esperanza en la caja de pandora, el laberinto que ninguno de los dos reyes de los cuentos de Borges se imaginaron, y la enorme piedra que Sísifo debió cargar en el infierno en la infinidad de sus días, sí, la poesía es la reunión de todos los mitos y leyendas.
Y el poema es la identidad y la ciencia de estados psíquicos, anímicos y mentales, de la piedra filosofal, del alquimista y del elipsis de la vida, de la sabiduría.
El poema es la receta que hace a la poesía inigualable, sabrosa, completa; el poema es el meollo de nuestra existencia refleja entre líneas, es el viaje del pasa.
Este texto fue leído por Luisa Fernanda en la segunda sesión. El 22 de septiembre de 2010.
La autora lo escribió a partir de la lectura del primer capítulo de EL ARCO Y LA LIRA de Octavio Paz.
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