domingo, 29 de noviembre de 2009
TEXTO DE ANDRES CALLE . Asiste los jueves.
La huerta se ha llenado de rastrojo,
del esplendoroso jardín solo quedan
unos cuantos pétalos
secos y descoloridos.
No se escucha el cacarear de las gallinas,
ni el canto del gallo, ni la vaca,
ni el ternero bramando
por la leche de su mama.
Esporádicamente llega una perra
flaca, moribunda, ya ni ladra.
La casa cayendo a pedazos queda vacía
unos pocos chécheres, unos cuantos papeles,
un catre viejo con tres tablas, en la cocina
dos ollas rotas y un ripio de sal ¡que ironía!
algunos ejemplares pasados de
"selecciones del Reader`s Digest" y...
un fantasmal espejo curtido
que no refleja más que la cruel soledad
que deja una amenaza sin fundamento
de aquellos que un día fueron revolucionarios
y se desviaron del camino...
Se les olvidó cómo volver sobre él.
En definitiva
No quedan pollos
en el galpón,
ni marranos
en la marranera,
a fuerza de lidias
se ve una mula
en la pesebrera.
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