viernes, 23 de octubre de 2009

TEXTOS DE ISABEL CRISTINA CARVAJAL. Asiste al taller de los jueves.

Pintura: BOSQUE . Autor: Isabel Cristina Carvajal


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POESIA Y MEMORIA/ basado en el texto de Miguel Florián Rábanos


Del microcosmos al macrocosmos, de lo trivial a lo profundo, de la dualidad a lo paradójico. Caminos disímiles y laberínticos, océanos y charcas se interconectan, se “corresponden” como diría Baudelaire.

Las relaciones entre las formas tangibles y sobre todo las intangibles gravitan en una memoria mas antigua que el universo mismo; tiempo originario de la infancia, del juego; el niño se deja sorprender, ve las cosas comunes de una manera no común. Se extasía mirando un insecto, contemplando las grietas roídas de una pared y siente intensamente cuando los adultos no coartan su exploración. El autor dice que “en el mundo nadie siente las cosas nuevas con la fuerza que las siente un niño. Éste se estremece ante ese olor como un perro ante las huellas de la liebre y experimenta una locura que después, cuando somos mayores, se llama inspiración.”

En este sentido, la palabra germina en la matriz oceánica de la memoria, que es olvido y regresa como reminiscencia. Aquella acuosa sensación de “un océano vivo y metálico que es el tiempo” que retumba como un gong y se expande como una onda en los lugares menos pensados y en las mentes mas desprevenidas.

Palpitando, yaciendo, esperando emerger, ser recordada. La palabra como elemental, como sonido, vibración, humedad, ardor, volatilidad, hiere la piedra y se desliza en lo profundo de la tierra como una serpiente del desierto.




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CATÀLOGO VISCERAL CON VISTA AL OJO DE LA ESPIRAL


Un violinista y su violín en un festival de zamba.

Una puerta de algodón para niños extraviados.

Un bufón y sus enanos en una clase de física nuclear.

Un elefante en la copa de un bonsái.

Tres hormigas ebrias frente a una langosta vino tinto.

Una mariposa en la boca de un cocodrilo dentro de un armario azul.

Un químico y su esposa dentro de bolsas de cemento con paredes de rojo deseo

Un despeñadero y dos cocineros hirviendo rocas de cristal.

Una avionetita dentro de una bombilla sembrada en un bosque

Una cuidad envuelta en almohadones y pintura de chocolate fresco.

Una mesa bajo las piernas de una jirafa con síndrome de termita.

Un ratón subiendo una telaraña.



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IDENTIDADES


LA ORQUESTA, EL HOSPITAL, EL EXTRAVÌO, LAS LENGUAS MUERTAS, EL OTOÑO.

PRIMER ACTO/ LA ORQUESTA:

Yo soy, tu eres, nosotros somos.

Esta tocata- Esta sonoridad- este juego de bocas de metal.
Esta ambivalencia- Este solemne aullido- Esta casa de sonidos encantados.
Este afán de estaciones saboreadas- esta brisa de sonidos- este vibrar de hojas metálicas y dientes melódicos.


SEGUNDO ACTO / HOSPITAL:

Este grito ahogado en los pasillos- Estos voraces monstruos- Esta lluvia en la ventana- Este aletear de mariposas púrpuras- Esta búsqueda de principios y finales- Esta cordura embotellada-Estos labios pálidos y petrificados-Esta bruma blanquecina-Este deslizarse a través de cristales opacos- Esta euforia naranja- Este anestesiante sabor.


TERCER ACTO/ EL EXTRAVÍO:

Este sopor - Este mar acuoso- Este fuego filoso y majadero- Estos bosques intrincados de corredores y centauros. Estas barcas espectrales en tu mirada- Este signo ininteligible- Esta ociosa y plácida ocupación- Este caminar en puntillas- Estas horas amarillas- Este juego interminable- Esta cometa ondeando- Esta hormiga que pasa- Estos avioncitos de papel- Este infinito cosmos en mi jardín- Estas rocas diluidas- Estas risas sin motivo- Este ir de allá para acá, sólo porque sí.



CUARTO ACTO/ LENGUAS MUERTAS:

Estas bocas petrificadas- Estos olvidos perpetuos- Este pasado sin nombre- Estas mujeres sin aliento- Estos crímenes impunes- estos cuerpos olvidados- estas bananeras silenciosas- Esta bóveda oculta- Estos libros sin tinta. Esta ejecución con lista- Este monstruo yacente- Esta cuidad sumergida en la indiferencia- Esta montaña inexplorada- esta duda perpetua...



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DEDICATORIAS


A la espiral: una mente alucinada

A los ojos: bocas que todo lo devoren

A los pájaros: Velas de mástiles desgarrados.

A los árboles: Gárgolas petrificadas.

A las piedras: Espectros de fuego fatuo.

A las sombras: Espantapájaros con insomnio.

A los cristales rotos: Un velo de calamidades púrpuras.

A los sonidos: transeúntes apresurados y manos nebulosas.

A la muerte: Mantas húmedas y patas de conejo.

Al abismo: Almohadas mullidas y chocolate caliente.

Al tiempo: Vacaciones en la playa.

A un niño: El aletear de in insecto, la hierba húmeda y la lluvia con granizo.

A la lluvia: Un niño empantanado

A mamá: Alas de mariposa, Retazos de unas hojas del jardín.

A una cobija: La metamorfosis de la oruga.




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CONJURACION DE LA PALABRA CON EL TAROT EGIPCIO



¿QUÈ ES UNA LUNA QUEMANDO LA LLANURA?

En tiempos inmemoriales las horas de nuestros días cotidianos estaban impregnadas de nuestro diario vivir en las llanuras donde arábamos. Los sacerdotes nos hablaron de aquel círculo misterioso que aparecía en los murales secretos; se decía que allí, en las noches apacibles las lenguas se hacían visibles en la llanura y quemaban la hierba que luego recogíamos como trigo dorado. Ese dios circular trabajaba mientras dormíamos. Y era quien nos bendecía con abundantes cosechas. Entonces en las oscuras grutas y templos, se multiplicaban, también, esas imágenes sagradas de vívidas formas bañadas por una luz espectral que nos observaba.



ALQUIMIA VERBAL: (Tres cartas del tarot egipcio)

EL EREMITA/ LA ALUCINACIÒN/ LA REGENERACIÓN


Deambulando incesantemente, por parajes sin nombre. Océanos de seres luminosos se veían en la distancia. Cuerpos de formas etéreas palpitaban en la penumbra como fuegos fatuos.

De pronto, advertí que mi manto azul se diluía rumbo al océano y entonces, me di cuenta que no era un manto; sino la transparencia de mi piel que se deshacía y se fundía con el mar.

Más tarde, cuando abrí los ojos vi un espacio azuloso ¿Dónde estaba?, no era agua, no era móvil, Estaba en mi habitación?...
Me volví y la marea, el olor y el movimiento del agua se posaron encima de mi cabeza, presta a venirse encima, deseosa de inundar un cuerpo confundido.

Estaba allí, en esa gruta acuosa, en ese vértigo, que no era mi perdición sino la regeneración de una consciencia cósmica que llaman locura.
El eremita, el solitario, de cuerpo etéreo ese era yo.

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